lunes, 28 de septiembre de 2020

Diferenciando: "soledad sana" y "desolación solitaria".

 La soledad sana está profundamente vinculada, a pesar que la persona esté en un desierto inhabitado, dentro de sí la persona tiene una cantidad de vínculos de amor construidos en su ser como una tela, donde el silencio es fecundo, pues los vínculos podemos compararlos a los hilos de la tela, que están dispuestos verticalmente (urdimbre) vínculos con Dios y los santos, y los que están dispuestos horizontalmente (trama) que son aquellas personas que hemos conocido y entablado una relación en el día a día, el prójimo. Cuando la persona cuenta y nutre la calidad de sus vínculos a pesar de estar en el desierto más inhabitado del planeta, la soledad estará profundamente vinculada y será capaz de: paz, crecer, diálogo, pregunta, adultez, dignificar al ser humano, buscar el bien común.



La desolación solitaria está centrada en una profunda egolatría. a pesar que la pesona esté rodeada de un mar de gente, dentro de sí la persona está insatisfecha, pendiendo en una especie de vacío, una desnudez del ser, donde el silencio aterra, pues está profundamente desvinculado, aún de sí mismo. No es capaz de levantar la mirada al cielo, ni al prójimo, centra su mirar en la oscuridad de su ombligo, orbita en su ego. La persona ha llegado a este deterioro por no contar ni nutrir la calidad de sus vínculos. Nadie nació desvinculado, somos seres naturalmente, profundamente vinculados. Sin vinculos de amor, la paz no existe, ni la capacidad de crecer, se huye a la pregunta, se vive en la inmadurez, es imposible dignificar al ser humano y mucho menos generar bien común, y ni hablar de solidaridad, subsidiariedad o sostenibilidad. 


Foto: Compresión en Tokio 1. 2010. de Michael Wolf

No hay comentarios:

Publicar un comentario